Quetzal Wrath
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En la época de antaño, existían dioses y criaturas celestes. Sobre estas criaturas reinaba Tonatiuh, el gran dios sol, con su gran llama, los demás dioses se incaban ante él. Excepto por uno, Tlahuizcalpantecuhtli. En su gran desdén este dios lanzó una gran flecha al sol, pero lejos de hacerle daño a Tonatiuh, fue quemada por las llamas de su ira al saber que tal acto se había cometido contra sí. Como castigo Tonatiuh disparó una divina flecha, y así arrasó instantáneamente con Tlahuizcalpantecuhtli. Ahora esta flecha divina es lo único que resta de los antiguos celestes y dentro de sí contiene poderes desconocidos, muy impropios para ser manejados por manos humanas. Es el deber de la gran serpiente emplumada el proteger a la civilización de este divino poder, cueste lo que cueste.